martes, 27 de diciembre de 2011

EDUCACIÓN DESDE EL DIAGNÓSTICO

Y ahora:  ¿Cómo se puede ayudar a un niño o niña con inactividad?
Se trata de una serie de pautas educativas para seguir con ellos tanto por parte de educadores como por parte de padres.
- En primer lugar debe existir una buena comunicación y colaboración entre los tres entornos implicados:  padres, profesores y médico, sin olvidar al principal que es el niño.
- Organizar unos encuentros periódicos para revisar, reforzar y razonar ("las 3 erres") con los entornos de los que hemos hablado.
- Plantear las tareas a realizar de una forma fraccionada en caso de que sea demasiado larga para el niño, o bien  tratar de alargar el tiempo de atención a la misma.
- Motivación en lugar de castigo:  Alabar los logros conseguidos para obtener así el interés del niño por aprender y su recompensa retroalimentará su ansia por continuar aprendiendo cosas.  No olvidemos que todos tenemos creado un pequeño orgullo cuando conseguimos asimilar algo nuevo.  
El castigo lo único que consigue es frustración, apatía, y puede ser el comienzo de una espiral de tristeza peligrosa.
- Poner al niño con compañeros que presten atención con facilidad.
- Evitar en la medida de lo posible que pueda tener dispersión ambiental.  Es decir, situarle lejos de ventanas o estímulos que le puedan distraer.
- Procurar establecer un contacto visual o incluso poniendo una mano sobre su hombro para que preste atención en las explicaciones.
- Preguntar de forma discreta si se ha entendido lo expuesto.  Se puede hacer al niño preguntas sobre la tarea para asegurarnos.
- Estar cerca del niño con hipoactividad siempre que se pueda para verificar si lo está haciendo correctamente, si se centra...

¿NOS PONEMOS EN ANTECEDENTES?

Ahora ya sabemos lo más básico sobre el Trastorno por Déficit de Atención con Hipoactividad.  Es hora de profundizar un poco más sobre los orígenes.  ¿Qué es lo que ocurre en el cerebro de un niño o niña con este trastorno?
La dopamina es una sustancia que se encarga de conectar las neuronas, es decir hace de neurotransmisor.  En términos comprensibles y a modo de símil, diríamos que es como si tenemos dos o más teléfonos pero queremos comunicarnos entre nosotros con ellos.  La dopamina viene a ser el "cable" que los conecta a la línea para poder hablar unos con otros.  Esta dopamina actúa de manera "ralentizada" provocando una velocidad de respuesta mucho más lenta de lo normal.
Si este problema no se "ataja" antes del término de la pubertad, puede influir en el desarrollo tanto intelectual como social del niño o niña.

SÍNTOMAS DEL NIÑO HIPOACTIVO


  1. Problemas para nominar, descubrir hechos aunque suelen lograrlo cuando se les da un plazo de tiempo más largo para elaborar sus respuestas.
  2. Se suelen sentir incomprendidos por los demás y esto provoca en ellos frustación, fracaso escolar, falta de autoestima, etc.
  3. Se muestran frecuentemente cansados.
  4. Se aburren con facilidad cuando realizan una actividad de larga duración y suelen cambiar a otra sin terminar la anterior.
  5. No muestran interés sobre las tareas que se pretende que realicen, por lo que a veces se muestran evasivos o "ensimismados".
  6. No causan problemas de conducta con otros niños, más bien al contrario: les cuesta relacionarse con sus semejantes y tienden a jugar solos.


DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO

Su diagnóstico no tiene por qué ser crónico, ya que el cerebro se sigue formando.  Por tanto, se espera que con el paso del tiempo la distancia entre neuronas vaya siendo menor a la vez que el tratamiento con dopamina ayuda a que tarde menos en dar la "descarga" necesaria para interactuar.

lunes, 26 de diciembre de 2011

HIPOACTIVIDAD: La importancia de la motivación

Quizá hayamos oído algo sobre el Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad.  Se trata normalmente de esos niños movidos que no pueden estarse quietos, ni centrar su atención, cambian continuamente de actividad y ocasionan problemas de conducta con demasiada frecuencia.  Bien, pues este es el Trastorno de Atención que antes sabemos reconocer.  En un segundo plano, allí en un rinconcito, está él.  Nos referimos al Trastorno de Déficit de Atención con HIPOACTIVIDAD.  Y se encuentra allá apartado porque los niños a los que hacemos alusión son niños callados, tímidos, que casi no se nota que están y a los que solemos calificar de "buenazos" o "tímidos".  Les cuesta igualmente centrar su atención, es como si tuvieran un "ralentizador" incorporado.  Reaccionan tarde, no saben distribuir el tiempo y se desmotivan con facilidad en tareas largas en el cole.
He aquí un blog de encuentros, que pretende dar al interruptor de la luz y que se vea bien todo lo que queda por hacer.  Que sea beneficioso y que podamos ayudar a estos niños de una forma lo más precoz y eficaz posible.  Que nuestro entorno tan saturado a veces y tan lleno de estímulos no impida a los niños con este trastorno avanzar igual que lo harían sus compañeros. 
No es un imposible.  Se puede.  Se puede y se debe.  La Educación debe prestar atención y los padres apoyo dentro y fuera del aula.  El arma para la lucha está a la vista de todos y se llama Motivación y con unas pautas simples pero constantes podemos hacer que todos avancen y lleguen donde quieran llegar.  Somos adultos y es nuestra responsabilidad.  Ellos lo merecen todo.